El dolor en el parto (II). Cómo acompañarlo.

Estas últimas semanas he estado un poco liada con todo eso de parir, conocer a mi bebé, recolocarnos como familia… y os debía un post desde hace ya tiempo. Ahora que ya sabemos más cosas del dolor en el parto, vamos a aprender cómo acompañarlo, qué podemos hacer nosotras para llevarlo mejor, y también cómo puede ayudarnos la persona que nos esté acompañando. Porque su papel va a ser crucial: se ha visto que las mujeres que  reciben apoyo personalizado permanente tienen menos probabilidades de necesitar analgesia y de tener un parto instrumental. Así que busca un compañer@ infatigable y en quien puedas confiar plenamente para este precioso camino.

Actitud positiva. Relajación

Una de las cosas más importantes a la hora de enfrentarnos al parto es nuestra actitud. Una actitud positiva ayudará a que todo transcurra mejor. Ser conscientes de que tenemos trabajo por delante, que tú y tu bebé sois un equipo que va en la misma dirección, que sabéis hacerlo, y que todos los demás estamos ahí para apoyaros.

Y también la actitud hacia las contracciones: si las recibimos con miedo, con resistencia, contrayendo (valga la redundancia) todo el cuerpo, las percibiremos como más dolorosas y serán menos efectivas. Si por el contrario nos dejamos llevar, “bailamos” con ellas, soltando todo el cuerpo, dejando que desaparezca la tensión (incluida la tensión del cuello del útero, aunque no seamos conscientes de ello) serán más efectivas y nuestra sensación dolorosa será menor. Me gusta mucho el símil que utilizan muchas mujeres al referirse a las contracciones como olas: no hay que luchar contra ellas, sino dejarse llevar y sumergirse sin miedo.

Comento aquí también la relajación, porque parte de esa actitud positiva es estar relajada, confiar en las personas que están con nosotros y sentir que estamos en buenas manos. Pero a veces no basta con eso y debemos hacer “algo más” para relajarnos. Lo más fácil es recurrir a la respiración (como veremos a continuación), pero también nos pueden ayudar las relajaciones guiadas para soltar tensiones de todo el cuerpo; las visualizaciones, sobre todo imágenes de cosas “blanditas”, que fluyan, que se abran o se estiren: riachuelos, flores, cascadas, … Será más fácil que alcancemos un estado de relajación si son técnicas que hemos ido practicando en el embarazo y estamos familiarizadas con ellas.

Respiración y voz

Una de las herramientas más sencillas pero a la vez más potentes que tenemos para atravesar el dolor en el parto es nuestra respiración. Cómo respiramos está muy relacionado con cómo nos sentimos. Igual que nuestro estado de ánimo influye en nuestra respiración (no respiramos igual cuando estamos alegres, que cuando estamos enfadadas, o cuando estamos nerviosas), modificando nuestra respiración podemos variar nuestro estado: respirar despacio, alargando la exhalación, nos ayudará a estar más tranquilas.

Centrarnos en la respiración nos ayuda a desviar la atención del dolor, a la vez que las espiraciones prolongadas facilitan la relajación muscular y mental. Si además las acompañamos de vocalizaciones con sonidos graves, en las que abrimos nuestra garganta, ayudaremos también a la apertura del canal del parto, como nos explicó Lucía en el taller de canto prenatal.

Masajes

Un buen masaje siempre es agradable. Pero si además te lo dan cuando estás de parto, es un lujazo. El masaje puede ayudarnos de dos maneras:

  • Durante la contracción: las presiones fuertes en la zona del sacro o en las crestas ilíacas suelen aliviar la sensación dolorosa.
  • Entre contracciones: un masaje más suave de espalda, en la zona dorsal o cervical, o en la que notemos más tensa (aquí será nuestro acompañante el que debe “leer” nuestro cuerpo), nos ayudará a relajar y estimulará la secreción de oxitocina y endorfinas para que el parto siga su curso.

Movimientos y posturas

El parto es movimiento. El movimiento ayuda a la progresión del parto, ayuda al bebé a colocarse y descender por tu pelvis, y te ayuda a llevar las contracciones.Si escuchas a tu cuerpo él te guiará sobre qué posturas adoptar o cómo moverte en cada fase o con cada contracción, para disminuir la sensación dolorosa y para que tanto tú como el bebé estéis bien.

Una ayuda estupenda para adoptar diferentes posturas es la pelota de fitball. Puedes sentarte sobre ella mientras estiras la espalda o “te cuelgas” (de un fular o del cuello de tu pareja si se deja!), y al ser una superficie blanda y moldeable se adaptará a los pequeños movimientos de tu pelvis durante las contracciones, lo que hará que sean mucho más llevaderas. También puedes usarla como apoyo si estás de rodillas o en cuadrupedia. En ambos casos te ayudará a hacer movimientos circulares o posturas asimétricas que desbloquean la pelvis y facilitan el descenso del bebé.

Calor

Puede ser de gran ayuda, sobre todo en esas primeras contracciones que tiene una localización muy clara (cuando el parto avanza la sensación se expande más). Un saco térmico, de semillas, una bolsa de agua caliente… lo que tengas en casa. Alivian las tensiones sobre todo de la zona lumbar o en la zona suprapúbica.

Agua

¡Ay,la magia del agua! Aunque parezca increíble, aunque sea lo que menos te apetezca, pruébalo: una ducha o un baño tibio hacen maravillas en el parto. El calor ayuda a la relajación de los tejidos, de la mente y de las emociones; además, se segregan más endorfinas con lo que es un analgésico estupendo. Y acorta el período de dilatación. ¡No querrás salir! Es un gran recurso, tanto en casa como en el hospital. Cada vez más hospitales tienen bañeras disponibles para la fase de dilatación, pero si no la hay siempre estará disponible la ducha, en la que además podrás seguir moviéndote y adoptando la postura que te pida el cuerpo.

 

Esto no es una lista de recetas, sino una serie de recursos que puedes conocer y utilizar o no según necesites. En todas ellas profundizamos en nuestra preparación a la ma/paternidad, para que puedas ir familiarizándote con ellas y sintiendo con qué posturas te sientes más cómoda, o qué masajes o presiones te ayudan más, o qué relajaciones te resultan más fáciles. Así cuando lleguen las olas te sumergirás en ellas con todas tus herramientas,  de manera instintiva

Para terminar, quería volver a insistir en que dolor  y sufrimiento no son lo mismo, ni tienen que ir unidos. Que nuestro cuerpo puede con las contracciones, con el parto. Y que cada contracción nos acerca más a nuestro bebé. ¡Feliz parto!

 

 

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