El dolor en el parto (I).

Ahora que se va aproximando el momento de conocer a mi peque y voy pensando más en su nacimiento, quería compartir con vosotrxs algunas reflexiones. Cuando imaginamos ese momento, una de las cosas que más nos preocupan a las mujeres generalmente es el dolor en el parto.  Y este temor se basa casi siempre en dos ideas erróneas: por un lado, la expectativa de que es posible parir sin dolor; y por otro, que ese dolor es imposible de tolerar. La realidad es diferente.

QUE SE HA DICHO DEL DOLOR EN EL PARTO

El tema del dolor en el parto ha ocupado un lugar importante en el debate social sobre la atención al parto de los últimos años. Algunos piensan que es algo a eliminar, otros que está condicionado por el tipo de atención actual. Un último grupo de  autores consideran el dolor como un factor inherente al parto y necesario (aunque existen investigaciones que señalan que en la sociedad occidental actual hay un 7-17% de mujeres que dan a luz sin dolor), y que hay que dejarse llevar por en lugar de luchar contra él.

Como comadrona comparto más estos últimos argumentos, pero también entiendo que puede estar influido por multitud de factores físicos, emocionales, culturales, etc.

Condicionantes culturales: la manera de afrontar el dolor depende de cada sociedad y está relacionado con la filosofía de vida dominante y el tratamiento que se hace del malestar en general. Y por supuesto, también depende de la consideración del ser mujer, del embarazo y el parto. Los grupos sociales en mayor contacto con la naturaleza y con el componente cíclico de la vida (dolor-placer, vida-muerte, salud-enfermedad) comprenden y aceptan mejor el dolor en el parto. Por el contrario, en nuestro medio predomina la idea de que se debe evitar cualquier dolor en al parto, y la mayoría de mujeres esperan dar a luz en hospitales con analgesia epidural.

Condicionantes individuales: cada mujer tiene su propio umbral de  dolor, y éste está relacionado con multitud de factores como experiencias previas de dolor,  vivencia de su sexualidad, expectativas previas, la atención que se le presenta a esa sensación o  la actitud que se adopta en cuanto a la finalidad del dolor (el dolor que se considera anormal e innecesario  es menos soportable que el dolor que es normal y que incluso es útil)

“La  aceptación del dolor del parto como herramienta para una experiencia consciente se acompaña de la voluntad de  la mujer para ser protagonista de su experiencia y libre en su expresión” (Verena Schmid).

Atención obstétrica: la actitud de las personas  dolor en el partopresentes en el parto es fundamental para la mujer,  para darle confianza en ella y en su cuerpo, mostrándole confianza y apoyo. Un parto que transcurre sin intervención, en el que la mujer se siente segura, apoyada, libre para escucharse y tomar sus decisiones, llevará consigo un funcionamiento adecuado de toda la cascada hormonal y será menos doloroso que un parto inducido, con exploraciones frecuentes, limitación de movimientos, etc.

 

Angie Hudson (left) monitors Jennae Richards’ contractions during her labor in the Hauth Birthing Center at Wilford Hall Medical Center July 8, 2011. Hudson is a nurse assigned to the 59th Medical Inpatient Squadron. (U.S. Air Force Photo by Staff Sgt. Josie Walck)

FUNCIÓN DEL DOLOR EN EL PARTO

No vamos a hablar de las diferentes causas del dolor en el parto, de las que ya se ha escrito mucho. En vez de centrarnos en los ¿Por qué?, vamos a pensar en los ¿Para qué? Quizá el saber que este dolor no es algo inútil sino que tiene una función específica nos ayude a aceptarlo un poco mejor. 

Dolor como señal: la primera función del dolor es evidente, las contracciones son la señal de que se acerca el bebé, avisa del próximo nacimiento para que la mujer se vaya preparando.

Dolor como estímulo hormonal: estimula la producción de oxitocina al inicio del parto para pasar a la fase activa. Y también estimula la producción de endorfinas, que además de disminuir la percepción dolorosa producen  un estado alterado de consciencia, un “estar hacia adentro” (lo que se llama “planeta parto”). En el momento del expulsivo la concentración de endorfinas es tal que contribuyen la sentimiento de euforia posterior al parto y están relacionadas con la formación del vínculo materno filial.

Dolor como guía y protector: Sirve como ancla de la mujer en el planeta parto. También guía a la mujer durante todo el proceso, indicándola que movimientos o posturas adoptar para facilitarlo, protegiéndose a sí misma del daño a la pelvis, el cuello del útero o el periné, y a su bebé de malas posturas o excesiva presión sobre la cabeza.

Dolor como ayuda para la separación madre-bebé: esta es una función física y emocional. Por un lado, dolor físico ayuda a dar el primer paso en la separación madre-hijx y así iniciar el proceso emocional de despedida del embarazo, un proceso que quizá la mujer no iniciaría de motu propio.

Dolor como elemento de transformación personal:  el parto puede tener un fuerte componente espiritual y ampliar la visión del mundo. Es como un umbral a través del cual el bebé llega al corazón de la madre, es una iniciación a la maternidad. Esto se debe a la condición biológica única que posee la mujer en la que se encuentra la mujer, con una cantidad de hormonas como en ninguna otra situación; éstas estimulan intensamente las emociones, los instintos, alteran el estado de consciencia… cada célula del cuerpo está inmersa en el parto. Esta metamorfosis provoca una gran satisfacción y sensación de empoderamiento en la mujer por haber parido, recalca la importancia de cada nacimiento, le da el valor y la trascendencia que realmente tiene.

Finalmente, aunando palabras de Verena Schmid y Beatrijs Smulders, el parto puede considerarse una metáfora del desarrollo personal que se va dando a lo largo de la vida. Cada mujer da a luz de la misma manera que vive su vida. Crecer, vivir, sentir dolor es todo uno; superar ese dolor nos ayuda a avanzar, al igual  que sumergirse en el dolor nos ayuda a parir. Si fuéramos conscientes de la inmensa fuerza que habita en nosotras, cambiarían los escenarios de nacimiento y la sociedad entera.

CONCLUSIONES

Para terminar, vuelvo a la idea de que el dolor es un componente más de la mayoría de los partos, que no se puede obviar sin afectar al resto de los aspectos del mismo, y en el que influyen factores externos e internos que hay que trabajar desde el embarazo (o incluso desde antes) para que las mujeres lo aceptemos como tal, sin miedo, pero tampoco resignándonos a sufrirlo como una condena. Como en una expresión que circula por la red, “se puede parir con dolor pero sin sufrimiento, y se puede parir sin dolor pero habiendo sufrido mucho”.

Pero para ello hay que empezar desde antes, en palabras de Casilda Rodrigáñez, “hemos de empezar por explicar a nuestras hijas que tienen útero, que cuando se llenan de emoción y de amor, palpita con placer.” Y aceptar y comprender el componente sexual del parto, nacimiento y crianza. Y aceptar y comprender la razón y el significado y funciones del dolor en el parto. Y recuperar la sabiduría y la confianza en nuestros cuerpos. Y la confianza en los bebés y en la naturaleza. Como mujeres nos queda un inmenso trabajo por hacer; y las comadronas tenemos  un precioso camino en el que acompañaros.

PARA SABER MÁS

Si te interesa el tema del parto y nacimiento y quieres profundizar un poco, hay muuucho por leer. Aquí van algunas lecturas estupendas para entender qué pasa y cómo es un nacimiento fisiológico.

Ibone Olza, “Parir”.

Carmela Baeza,”Amar con los brazos abiertos”.

Beatrijs Smulders y  Mariël Croon, “Embarazo seguro” y “Parto seguro”.

Raquel Schallman, “Parir en Libertad”.

Frederick Leboyer,“Por un nacimiento sin violencia” y “El parto, crónica de un viaje”.

Isabel Fernández del Castillo, “La nueva revolución del nacimiento”.

Casilda Rodrigañez, “Pariremos con placer”

Sobre el tema del dolor puedes leer más aquí, aquí y aquí. En otro post abordaremos el tema de cómo acompañar el dolor en el parto.  Y para saber qué viene después “El postparto, esto también pasará”.

 

 

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